miércoles, septiembre 13, 2006

Peñíscola (Parte 1)

Buenas, en estas series acerca de Peñíscola voy a intentar reflejar sus paisajes urbanos y naturales, con fotografías que he ido haciendo durante los años que llevo viviendo en esta localidad. Quizá podríamos "dividir" Peñíscola en tres zonas.

UNA, el Casco Antiguo, delimitado por las murallas de la Ciudad, que guardan el pueblo antiguo y el celebérrimo Castillo. Aquí podemos ver bonitas callejuelas, endiabladamente empinadas, muchas de ellas adornadas con gran cantidad de flores, y que en la temporada veraniega hierve de gente que visita sus tiendas, bares y pubs hasta bien entrada la madrugada.

DOS, la zona de las playas y lo que se podría considerar el centro de la ciudad, que va desde el Puerto por una parte y desde la Plaza del Caudillo por otra, y que por la zona de la playa lleva durante varios kilómetros hasta la vecina localidad de Benicarló, y por otra parte llega hasta la carretera que permite la entrada a la ciudad y hasta el edificio llamado Palacio del Mar, edificio calificado como fuera de ordenación, por motivos que no importan ahora. Aquí podríamos incluir la urbanizadísima montaña en la que podemos observar, con distintas reacciones según el sujeto que observe, los conjuntos de construcciones llamadas Cerro Mar y Atalayas, entre otras.

TRES, la zona a partir del edificio Palacio del Mar hacia el Sur, en la que observamos el Parque Natural de la Sierra de Irta, que cuenta con hermosos paisajes y calas tranquilas que vale la pena visitar. Casi en lo alto de un monte se puede visitar la Ermita de Sant Antoni, desde la cual se pueden divisar extraordinarias vistas y desde donde también puede practicarse el senderismo por diversas rutas. En días muy claros incluso pueden divisarse las Illes Columbretes. Por un sendero que circula entre escalofriantes acantilados, llegamos a la Torre Badum, que se utilizaba en el pasado para vigilar posibles intentos de invasión bastante desagradables. Siguiendo por este camino veremos bonitas y solitarias calas y, si las piernas o el vehículo aguantan, llegaremos hasta la vecina localidad de Alcossebre.

Y ahora basta de cháchara y vamos con las fotos.



Un atardecer atractivo




Aquí podemos observar una empinada callejuela adornada con flores




Imagen nocturna de las murallas de la Ciudad



Otra vista nocturna de las murallas medievales, sólidas como los cimientos del mundo




Vista general del mar y edificios


Un tranquilo atardecer junto al mar


Este perrote corre serio peligro de caer desde la muralla al mar, con lo que tendrá que ir nadando hasta el puerto o refugiarse en una cueva a la espera de que vayan a recogerlo


CONTINÚA...

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